¿Es la misma pieza que un ribeye con hueso?
No del todo. El ribeye procede también del lomo alto, pero la Tomahawk mantiene la costilla entera y un grosor mayor. Eso le da una presencia espectacular y un perfil de cocción distinto: más jugosa, con sabor profundo gracias al hueso largo.
¿Cuál es el grosor mínimo recomendable?
Lo ideal es una chuleta de 4 a 6 cm de grosor. Con menos espesor pierde jugos y se seca rápido; con ese tamaño puedes sellar bien por fuera y cocinar el interior de forma controlada, logrando el punto deseado sin complicaciones.
¿Cuánto tarda en cocinarse?
Depende del grosor y de la potencia de las brasas, pero como referencia: 2–3 minutos de sellado por lado, seguido de 10–20 minutos de cocción indirecta hasta alcanzar la temperatura interna deseada (54–56 °C al punto menos, 58–60 °C al punto). Después, deja reposar 5–10 minutos para que los jugos se redistribuyan.
¿Cómo conservar el sabor que aporta el hueso?
El hueso funciona como un “reservorio” de jugos y potencia el sabor durante la cocción. Para aprovecharlo al máximo, cocina siempre con el hueso intacto y deja reposar la pieza antes de cortarla. Si lo prefieres, puedes separar la carne justo antes de servir y presentar el hueso como parte del espectáculo en la mesa.